Ampliar el grado de participación y masificación del trabajo de los twiteros debe ser el próximo paso de periódicos y emisoras de radio y televisión
El fenómeno Twitter ha sido ampliamente difundido en los últimos dos años por el impacto que esta red social, basada en el principio básico de responder a la pregunta ¿Qué pasa?, ha generado en buena parte de la humanidad.
Sin embargo, estimo necesario ocupar la sección de este fin de semana para exhortar a los comunicadores sociales venezolanos y medios de comunicación a hacer un uso noble de la herramienta. Twitter, me atrevo a asegurar, es una de las invenciones que mejor se adecua al periodismo ciudadano, ese que pone en manos de la gente la capacidad de informar y formar algún grado de conciencia.
¿Quién mejor que nosotros los periodistas para ayudar a la gente a hacer un mejor uso de la red social? Sin dudas, no hay otra profesión que tenga la experiencia necesaria en la síntesis de las ideas y la captación de hechos noticiosos que la nuestra. Es por ello que debemos asumir un rol formador e incluso estimulador de la sociedad.
Un ejemplo excelente del uso periodístico de la aplicación lo vi el pasado fin de semana en las elecciones presidenciales chilenas. Ese día TVCHILE, cadena del Estado, motivó y exhortó a los chilenos “twiteros” a enviar información, fotografías y vídeos, en vivo, de cualquier hecho noticioso que podría estar propiciándose en cualquier recoveco del país.
Miles de mensajes llegaron. Mucha de esa información le permitió a la cadena de televisión ampliar su base informativa, llegar a zonas donde el simple pitazo o la pauta no podían llegar. Excelente alternativa.
En este caso, TVCHILE pasó de ser el promotor al beneficiario de estimular el periodismo ciudadano. Esto sin nombrar el grado de integración que puede estar teniendo la cadena con sus televidentes.
En Venezuela tenemos algunos casos interesantes, pero mucho menos estructurados. Las iniciativas que los periódicos, y los medios radioeléctricos están propiciando, son sin dudas un paso positivo, que tiene la necesidad de evolucionar y adecuarse mucho más a las necesidades de la creciente comunidad twitera del país.
Estimo que en la misma maduración del concepto Twitter, los medios de comunicación locales darán más oportunidades a esta red social para ser la plataforma de interconexión con sus audiencias. El primer paso que debe ser impulsado es trascender en la oferta.
Es bastante repetido que algunos periodistas y medios de comunicación promuevan el uso de Twitter con una simple invitación a seguirlos. ¿Qué interés puede tener una persona de seguir per sé a alguien o algún medio si desconoce la utilidad y practicidad de hacerlo? Estimo que seguir a un medio o periodista a través de esta red social no debe ser el fin, sino la consecuencia. Si bien es válido y entendible que algunos periodistas y medios sigan haciendo uso de este recurso, estimo que es tiempo de evolucionar.
Abrir espacios para que la gente participe es sin dudas el fin último. Canalizar y hacer de dicha participación una acción útil para la comunidad es un objetivo un tanto más ambicioso, pero no menos apasionante.
El fenómeno Twitter ha sido ampliamente difundido en los últimos dos años por el impacto que esta red social, basada en el principio básico de responder a la pregunta ¿Qué pasa?, ha generado en buena parte de la humanidad.
Sin embargo, estimo necesario ocupar la sección de este fin de semana para exhortar a los comunicadores sociales venezolanos y medios de comunicación a hacer un uso noble de la herramienta. Twitter, me atrevo a asegurar, es una de las invenciones que mejor se adecua al periodismo ciudadano, ese que pone en manos de la gente la capacidad de informar y formar algún grado de conciencia.
¿Quién mejor que nosotros los periodistas para ayudar a la gente a hacer un mejor uso de la red social? Sin dudas, no hay otra profesión que tenga la experiencia necesaria en la síntesis de las ideas y la captación de hechos noticiosos que la nuestra. Es por ello que debemos asumir un rol formador e incluso estimulador de la sociedad.
Un ejemplo excelente del uso periodístico de la aplicación lo vi el pasado fin de semana en las elecciones presidenciales chilenas. Ese día TVCHILE, cadena del Estado, motivó y exhortó a los chilenos “twiteros” a enviar información, fotografías y vídeos, en vivo, de cualquier hecho noticioso que podría estar propiciándose en cualquier recoveco del país.
Miles de mensajes llegaron. Mucha de esa información le permitió a la cadena de televisión ampliar su base informativa, llegar a zonas donde el simple pitazo o la pauta no podían llegar. Excelente alternativa.
En este caso, TVCHILE pasó de ser el promotor al beneficiario de estimular el periodismo ciudadano. Esto sin nombrar el grado de integración que puede estar teniendo la cadena con sus televidentes.
En Venezuela tenemos algunos casos interesantes, pero mucho menos estructurados. Las iniciativas que los periódicos, y los medios radioeléctricos están propiciando, son sin dudas un paso positivo, que tiene la necesidad de evolucionar y adecuarse mucho más a las necesidades de la creciente comunidad twitera del país.
Estimo que en la misma maduración del concepto Twitter, los medios de comunicación locales darán más oportunidades a esta red social para ser la plataforma de interconexión con sus audiencias. El primer paso que debe ser impulsado es trascender en la oferta.
Es bastante repetido que algunos periodistas y medios de comunicación promuevan el uso de Twitter con una simple invitación a seguirlos. ¿Qué interés puede tener una persona de seguir per sé a alguien o algún medio si desconoce la utilidad y practicidad de hacerlo? Estimo que seguir a un medio o periodista a través de esta red social no debe ser el fin, sino la consecuencia. Si bien es válido y entendible que algunos periodistas y medios sigan haciendo uso de este recurso, estimo que es tiempo de evolucionar.
Abrir espacios para que la gente participe es sin dudas el fin último. Canalizar y hacer de dicha participación una acción útil para la comunidad es un objetivo un tanto más ambicioso, pero no menos apasionante.
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