Ojo pelao Merentes

Este domingo, el presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, disipó cualquier duda sobre el llamado dólar SITME. En entrevista realizada al diario Últimas Noticias, el funcionario descartó que este sistema pueda ser una alternativa a Cadivi, para las empresas que demanden más dólares que los 300 mil mensuales ofertados por el sistema.

“Cadivi es lo que mueve la economía; estamos hablando de un monto superior a los 20 mil millones de dólares que también ofrece un cronograma para la repatriación de beneficios; para estas empresas la solución no es Sitme”

El Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera, estaría en capacidad de atender una demanda anual de 6 mil millones de dólares, con lo cual se podría complementar las necesidades de divisas de personas naturales y jurídicas. Merentes afirmó que la demanda de más dólares por parte de muchas empresas sólo se podía justificar por un oscuro interés de llevarse las ganancias afuera del país.

Las afirmaciones del máximo líder del Banco Central seguro sumarán más ingredientes a una olla de presión que podría explotar esta semana. Por una parte, las cámaras de electrodomésticos y algunas empresas del sector de telecomunicaciones, sin mencionar a otros sectores de la economía, deberán esperar, con una vela en el altar, a que Cadivi agilice los trámites, que en algunos casos se llevan 180 días en ser aprobados. Por la otra, lidiarán con la carga que significó la espera de casi un mes por una definición en el mercado permuta, donde algunas empresas habían delegado el 40 o 50% de las divisas necesarias para importar materias primas, insumos y equipos terminales. ¿Cómo están los stock?

¿Ampliación de los 300 mil dólares? Algunas voces son optimistas y esperan más flexibilización del BCV. En telecomunicaciones, computación, electrónica de consumo y línea blanca, por ejemplo, se apelarán a reuniones, con cifras en mano, para que Merentes abra el grifo e incremente los montos.

Pero, suponer que las industrias venezolanas tendrán en SITME la solución a los problemas de retraso de Cadivi quedó totalmente descartado. Este sistema no le servirá a Casetel para adquirir el 40% de las divisas que necesita para importar insumos. A menos eso se puede deducir de las palabras de Merentes.

Esta cámara, que concentra a buena parte de las empresas más prósperas del país, deberá apelar por Cadivi. Por ello, la preocupación y elevada expectativa del sector. La experiencia habla por sí sola y los retrasos del ente regulador de las transacciones financieras son más que evidentes. ¿Qué pasará? Una consecuencia evidente será la ausencia de planificación; otra será el posible corte de créditos a buena parte de las empresas que importan equipos de alta tecnología y finalmente una posible merma de la oferta de equipos y de servicios.

Según advirtió Carlos Sanoja, presidente de la Cámara Venezolana de Empresas de Telecomunicaciones, están en riesgo servicios como la larga distancia internacional, el despliegue de las redes 3G, de internet, e incluso del servicio BlackBerry, ante la imposibilidad de cancelar los compromisos en los lapsos establecidos por los proveedores.

Un colapso que debe evitarse a toda costa y debe generar una respuesta inmediata en el Gobierno, bien agilizando la entrega de Divisas por Cadivi o colocando bonos de PDVSA o de la República en el mismo Banco Central de Venezuela.

La situación es por lo menos preocupante y podría perturbar sectores claves de la economía nacional del siglo XXI, como son las telecomunicaciones, la computación y la electrónica, que desde hace tiempo pasaron de ser meros artilugios esnobistas, a transformarse en verdaderos impulsores de empleos y en cierto grado, prosperidad.

La posible paralización de estos segmentos, no deben tomarse como alarmas sensacionalistas. Una caída de los servicios de internet, por ejemplo, o la merma de tecnología de punta, pondría en riesgo la propia productividad, no solo de las grandes empresas nacionales, sino de pequeñas empresas y los particulares. Nadie debe olvidar que más del 70% del empleo productivo del país se genera en el sector privado. Todos estos puestos de trabajo se sustentan, de una u otra forma, por las grandes empresas y el dólar.

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