Las dos Conatel

La semana pasada fue particularmente importante para Conatel, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, caracterizada en los últimos años por su bajo perfil informativo y el desinterés a conceder entrevistas a la prensa independiente, rompió el silencio. Anunció la reestructuración del Cuadro Nacional de Bandas de Frecuencias, tan necesario para encaminar la nueva apertura de las telecomunicaciones; una decisión positiva, bien vista por la industria que sólo espera por los tiempos y reglas de juego claras para solicitar espectro o incluso iniciar operaciones en el país. Aplausos, sin dudas, porque se adecua al sector a las necesidades que ya comienza a tener el mercado nacional, ávido de tecnología de punta.

A pesar de esta excelente noticia, la Comisión empañó la aparente buena disposición del Gobierno de abrir el sector cuando el Newsletter Inside Telecom desveló el interés que tiene Conatel de incluir en la ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión (LEY RESORTE) a los medios electrónicos.


Si bien en la justificación que el Director Nacional de la Conatel hacía referencia a la preservación de los valores y principios de los menores de edad ante la amplitud de información que circula por internet, también es válido el argumento que ningún país democrático, hasta el momento, ha generado controles a la red. Esto no pasa porque no exista una necesidad de cuidar los intereses de los menores. No ocurre porque simplemente la regulación a Internet traería consecuencias negativas para el acceso libre a la información. ¿Cómo se regula el acceso a una página pornográfica; bloqueando el acceso a Google? ; ¿Cómo se limita la comunicación de un pederasta con un menor de edad; cerrando Facebook, Windows Live Messenger?


Sin dudas las medidas legales y las normativas para garantizar la salud mental y física de los menores están palpadas en las leyes que ya existen y que dejan claro cuál debe ser el rol de los padres y representantes y el Estado. Si alguno de ellos no cumple, pues hay sanciones.


Ante lo inviable de la regulación a Internet, se valida la tesis del interés de censurar medios de comunicación, blogueros y personas no simpatizantes con la actual administración del país. De aprobarse la propuesta, se abren las puertas para la autocensura, la fiscalización. Se iniciaría una casería de brujas sin precedentes y el país entraría en la lamentable lista de gobiernos que censuran la internet, pues en su delirio se sienten dueños incluso de la red de redes. Por favor no coloquen a Venezuela en la lista de países que siguen en el oscurantismo.


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