Wall Street lleva siete de las últimas ocho semanas en números rojos

El ánimo de los inversores se vio afectado  por las noticias procedentes de Europa
Wall Street acumuló hoy siete de las últimas ocho semanas en números rojos, un día en el que los resultados de la tecnológica Oracle y las dudas sobre la situación financiera italiana forzaron al Dow Jones de Industriales a perder de nuevo la simbólica cota de las 12.000 unidades.

Tras un arranque de sesión sin un rumbo claro, en el que incluso los principales índices del parqué neoyorquino llegaron a registrar moderados avances, los inversores fueron decantándose por las ventas y ese ánimo no hizo más que incrementar a medida que fue transcurriendo la jornada.

Finalmente el Dow Jones de Industriales, la principal referencia de Wall Street, se dejó el 0,96 % para terminar en las 11.934,58 unidades, por debajo de una simbólica cota que no perdía desde el jueves de la semana pasada.

No solamente ese índice perdió una importante barrera psicológica, sino que además terminó con un descenso semanal del 0,58 % con el que acumula ya siete de las últimas ocho semanas en terreno negativo.

En esa línea estuvo la evolución del selectivo S&P 500, que se dejó un sólido 1,17 % esta sesión para acumular un descenso semanal del 0,24 %, mientras que el índice compuesto del mercado Nasdaq ha logrado sellar la semana con un avance del 1,39 % pese al retroceso del 1,26 % que anotó esta jornada.

El pesimismo se instaló sobre el parqué neoyorquino a medida que los números rojos se fueron haciendo con la bolsa de Milán (Italia), que terminó el día con un descenso del 1,61 % arrastrada por el sector bancario después de que la agencia de calificación de riesgo Moody's pusiera bajo observación para una posible rebaja la valoración de la deuda a largo plazo y los depósitos de 16 bancos de ese país.

Los inversores neoyorquinos se volcaron así por las ventas, impulsados por el pánico que suscita que países como Italia o España puedan verse contagiados por la crisis de deuda que afecta a otros de la zona euro como Grecia.

De hecho, la delicada situación en la que se encuentra el país heleno no deja de perderse de la mente de los inversores, que siguieron muy de cerca esta semana el voto de confianza del primer ministro Yorgos Papandréu en el Parlamento.

El ánimo de los inversores no se vio afectado solamente por las noticias procedentes del Viejo Continente, sino también por el propio sector empresarial nacional, donde el fabricante de software Oracle decepcionó tras presentar sus resultados después del cierre de la sesión del jueves.

La tecnológica se dejó el 4,06 % pese a anunciar que ganó 8.547 millones de dólares en su ejercicio fiscal 2011, el 39 % más que en el ejercicio precedente, ya sus ingresos del área de hardware se estancaron en el último trimestre y no estuvieron a la altura de las expectativas.

Esta tampoco fue la jornada de las compañías aéreas, que un día después de haber registrado contundentes ascensos perdieron gran parte del terreno ganado: AMR -matriz de American Airlines- (-6,78 %), Delta (-5,13 %) y US Airways (-2,47 %) fueron las principales perdedoras.

Así los inversores apenas pudieron prestar atención a las noticias macroeconómicas mejores de lo esperado difundidas en EE.UU., entre las que destacó el aumento del 1,9 % en mayo de los pedidos de bienes duraderos a las fábricas de este país después del descenso del 2,7 % del mes precedente, que había reflejado una flaqueza en la reactivación económica.

También se conoció esta jornada que la economía de EE.UU. creció a un ritmo anual del 1,9 % entre enero y marzo, una décima más del cálculo preliminar, aunque sigue lejos del crecimiento del 3,1 registrado en el último trimestre de 2010.

La semana que viene los inversores prestarán mucha atención a la difusión del índice Case-Shiller sobre las ventas de viviendas en las grandes ciudades de EE.UU. que elabora S&P, los datos de confianza de los consumidores en este país de The Conference Board y los de la evolución de sector manufacturero estadounidense durante el mes pasado que hace el Instituto de Gestión de Suministros. EFE

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