Twitter es ¡candanga!


Recientemente conversaba con dos estudiantes sobre la Sociedad del Conocimiento y su diferenciación con algunos preceptos que prevalecieron para definir la Sociedad de la Información. Las acuciosas bachilleres buscaban teorías que pudieran aplicarse al actual fenómeno de la comunicación digital, y la consecuente masificación de un determinado mensaje. El único ejemplo que pudieron ubicar fue la clásica teoría de Marshall McLuhan, expuesta en “El medio es el Mensaje”.

La exposición del teórico canadiense partía de un análisis del entorno de la sociedad post Segunda Guerra Mundial; en plena era del satélite de comunicaciones y la consecuente efervescencia de la televisión como medio de transmisión planetaria. La señal “en vivo” sin importar el lugar era resultado y evolución de los preceptos de la propaganda política o publicitaria, que, amparada en la “Galaxia Marconi” transmitía un mensaje a un receptor pasivo. “Las sociedades siempre han sido moldeadas más por la índole de los medios con que se comunican que por el contenido mismo de la comunicación”. Exponía el teórico.

Era los años de la Sociedad de la Información, caracterizada por un sinfín de estrategias ideológicas y comerciales; la época de un hombre visto como masa y no como ciudadano.

Es por este precepto, básico de la teoría de MacLuhan que difiere enormemente del actual fenómeno de la Sociedad de Conocimiento, iniciado cuando internet comenzó a tomar su propio rumbo, ese de la interactividad, la inmediatez y la pluralidad informativa, no dependiente de un medio, empresa o partido político.

En la constante evolución de Internet, se generó un estallido en los últimos tres años de las redes sociales que terminó de alejar a la Sociedad del Conocimiento de la Sociedad de la Información, pues, difieren exponencialmente en el manejo de la información. Ahora, es el ciudadano el que genera contenidos, no es un ente pasivo, que sólo absorbe mensajes y moldea sus opiniones.

Una era que podría calificarse de la conciencia colectiva. Entendiéndose por las matrices de opinión que pueden gestarse por la interrelación entre individuos. Una consecuencia directa es el surgimiento de una opinión que difícilmente puede ser moldeada y hacerse masiva, pues, habrá diversos puntos de vistas y apreciaciones sobre la realidad.

En este entorno, Twitter, que comienza a tomar el relevo de Google y Facebook, como el servicio de Interne más influyente del mundo, es un ejemplo contundente de esa nueva realidad de la conciencia o inteligencias colectivas. Un fenómeno social con un impacto colectivo que difícilmente puede compararse con su todavía baja penetración.

Un medio de impacto, sin dudas que tendrá mucho que crecer en los próximos años, tanto en su oferta tecnológica como en número de usuarios.

Su poder mediático tendió un puente entre la Sociedad de la Información y la del Conocimiento; por ello, artistas, políticos, medios, marcas, han compartido la influencia de Twitter con ciudadanos comunes, ávidos de expresar sus ideas y su visión de los hechos. Un principio de comunicación sencillamente extraordinario.

Chávez Twitero

Si bien desde hace algunos meses, se escucharon rumores de la inminente apertura de una cuenta en Twitter del Presidente Hugo Chávez, está se consumó esta semana, cuando, a través de su usuario @chavezcandanga el Primer Mandatario Nacional inició su aventura en esta red social.

En poco menos de una semana el poder mediático del Presidente lo ubicó entre los primeros seguidos del país con 136 mil personas. Hasta el viernes solo se había colocado dos tweets en su espacio, teniendo en cambio, cientos de miles de correos, a favor y en contra de su ideología.

Inicialmente, el efecto de la Sociedad de la Información puede posicionar este espacio; es decir, buena parte del mensaje se utilizará para hacer propaganda, proyectar el ideal chavista-bolivariano y expresar, de alguna manera la agenda que sigue el Presidente.

Una vez superada esta etapa, eso sí, si los actores que participan en ella quieren aprovecharla, la herramienta se convertirá en un excelente espacio para el debate de ideas. El Presidente podría ser intermediario, fungir como árbitro de un debate o por el contrario, cercenar y sólo apostar a sus seguidores.

Pero más allá de esta coyuntura el paso que dio el Presidente es políticamente acertado. Primero, sin decirlo, corrige la opinión oficialista de promover el control de Internet. Segundo, porque asienta el terreno para el nuevo escenario comunicacional, pensando, esencialmente, en las elecciones de 2012. ¿Por qué? Para ese año Venezuela tendrá 15 millones de usuarios de Internet, de ellos 9 millones serán votantes, algunos por inscribirse en el registro electoral.

Iniciar entonces su etapa twitera es para el Presidente una necesidad, más que una novedad. El reto para él, y cualquier otro líder que quiera utilizar esta u otra herramienta propulsora de las inteligencias colectivas es que su mensaje, su discurso, no será unidireccional ni bidireccional; será multidireccional. ¿Estarán preparados para asumir el impacto de Twitter? Posiblemente no, pero a dos años de las elecciones, es bueno prepararse.

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