Educación Tecnológica o educación demagógica

El pasado 15 de enero, se celebró en el país el día del educador. El momento es propicio para considerar algunas de las realidades de estos profesionales, considerados en los países más avanzados como los más importantes, pues de ellos depende la formación de las generaciones que en el futuro dirigirán el rumbo de las naciones.

En Venezuela, un educador vive una realidad que le prohíbe motivarse, pensar en prepararse, especializarse. Por una parte, el sueldo básico, de 1600 bolívares, no alcanza para cubrir la cesta básica. Por ello, muchos docentes se ven forzados a acudir a escuelas bolivarianas y a trabar en zonas rurales, pues con esos sacrificios alcanzan bonos adicionales, los cuales, sumados a la cesta ticket le pueden doblar el ingreso.

Pero, lamentablemente no todos los educadores pueden ingresar a estas escuelas. En las escuelas existe más que descontento, una preocupante resignación. Desde hace años, o mejor dicho, desde que el sindicado oficial logró la representación del magisterio, no se lleva a la base la discusión de un contrato colectivo. Los educadores asumen y saben que será imposible lograr los beneficios que merecen en las condiciones actuales.

Por otra parte, como factor de amedrentamiento e irrespeto al ejercicio de la formación docente, el Ministerio de Educación, da las mismas credenciales a las personas que egresan de la Misión Sucre. No vale post-grado, ni especialización, un técnico egresado de esta misión tiene los mismos derechos e incluso cuentan con privilegios superiores a los docentes.

Lo que más preocupa a los educadores no es la usurpación, si no el irrespeto a los estudiantes cuando personas con escasa formación, y evidentemente ideologizadas, pero escasamente preparadas entran al aula para “educar” a los niños. Algunos comentan que la desorganización es evidente y el daño a las generaciones en formación es contundente.

En esa coyuntura la bandera política del Gobierno Nacional sigue siendo la misma. Mostrar al Presidente Chávez, con las Classmate PC, diseñadas por Intel y que se obtuvieron innecesariamente a través de un acuerdo con Portugal, con el cual se ignoró todo el trabajo que el mismo Gobierno había hecho para la fabricación de estos equipos en el país.

Se estima que el monto para la llegada de más de un millón 300 mil computadoras Classmate, supera los 800 millones de dólares. Dinero que si bien está bien invertido, pudo primero ser utilizado para mejorar las condiciones de vida de los docentes, quienes llevarán en sus aulas la tarea de formar en las Tecnologías de la Información a los niños. También, pudo servir para mejorar la infraestructura escolar, que sigue alarmantemente deteriorada. Todavía no se entiende cómo se darán clases de TICS en aulas que en algunos casos no tienen servicios eléctricos, acometidas telefónicas o incluso piso, paredes y techo.

Duele profundamente como la demagogia política toca un sector sensible para el país. Se jactan de mejorar la educación, pero la realidad demuestra que se está muy lejos de hacerlo. Vale decir, que muchos educadores no manejan las herramientas tecnológicas; muchos no pueden pagar cursos y deben esperar que el Gobierno los realice. Por otra parte, “Las Canaimitas” sólo tendrán configurado Canaima-Linux, limitando el derecho de los estudiantes de acceder a Windows a los millones de contenidos educativos diseñados para esa plataforma. No se trata de defender a una corporación. El interés es que los jóvenes tengan un conocimiento amplio de los sistemas operativos y obviamente que aprendan las tecnologías que lo harán competitivo en el futuro.

Ilustración cortesía de http://elrincondelenzina.blogsome.com

Comentarios