La escuela se hizo aburrida


Urge la incorporación de las tecnologías en el aula y la adaptación del sistema educativo al mundo interactivo de hoy

El modelo educativo tradicional se estancó. No supo montarse en el autobús de internet, de la interactividad, de los celulares. El estancamiento trae sus consecuencias, la más grave, según la Asociación Manos por la Niñez y la Adolescencia, es la deserción escolar.

Esta semana conversando con Eduardo Méndez, coordinador de esta ONG, conocimos una realidad, que nos pasa por el frente y que por la permanente diatriba política, dejamos de ver: los niños, niñas y adolescentes, no están motivados por el aula. Sienten más interés en el cibercafé, espacios, pese a estar regulados, siguen incumpliendo muchos de los postulados de la Ley para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en Salas de Uso de Internet.

Según Méndez, 60% de los cibercafés es clandestino, se ubican en espacios no aptos para que un menor pase horas navegando en internet. Más de la mitad de estos menores, accede a la red para jugar en línea o para chatear, un reducido 30% lo hace para estudiar, cifras que obtuvieron luego de realizar un sondeo en el populoso municipio Sucre del estado Miranda.

Si vamos más allá del sondeo de esta asociación, veremos que la situación es verdaderamente alarmante en todo el país. Más de 3 millones y medio de los internautas venezolanos, 30% del total nacional, son menores de 7 a 17 años. Más del 48% de ellos accede a internet desde los cibercafés y un 47% desde sus hogares; apenas un escueto 2% lo hace desde la escuela.

En teoría, podríamos decir que sólo una fracción de los muchachos accede a internet en condiciones adecuadas y pensadas exclusivamente para la educación. El resto, depende de la buena pro de los dueños de los locales o del grado de conocimiento e interés del padre o representante por saber qué hace su hijo en la computadora.

La escuela esta mora

Desde 2001, el Gobierno Nacional creó la Fundación Bolivariana de informática y Telemática, ente que bajo su manto, arropa a las Centros Bolivarianos de Informática y Telemática (CBIT) espacios creados para llevar la computación a las escuelas nacionales.

En casi dos lustros de creados, apenas se instalaron 1600 CBIT, cifra escueta, si se compara con la enorme población estudiantil, que supera con creces la oferta gubernamental. Estos espacios corren la misma suerte que los Infocentros y demás espacios acondicionados por distintos entes del Estado para ofrecer acceso a Internet: son poco atractivos, pues solo atraen al 3% de los 9 millones de internautas que tenemos en el país.

La solución, no pasa por instalar más y más CBIT. Si bien este sería un factor que contribuirá a bajar el acceso libertino a la red, el mayor esfuerzo que se debe dar es la adecuación del sistema educativo a la realidad de las tecnologías de la información.

¿Por qué castigar al menor por pasar una respuesta de un examen por mensaje de texto? Se pregunta Méndez. Quien cree que la mejor contribución del docente sería aprovechar esa herramienta y ese conocimiento del menor para mejorar su formación.

Un cambio que también parte por un cambio de actitud del docente, quien deben pensar que ya no es el dueño de la información. Debe ser un facilitador, un orientador y un aliado en el uso adecuado de internet.

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