¡Chiiito y Obedezca…!

En la salida de la estación del metro de Bellas Artes, hace ya algunos meses, observé como un pregonero vendía diversos periódicos. El tarantín estratégicamente ubicado, era el más vivo ejemplo de la pluralidad. Uno al lado del otro podían verse titulares de El Universal, Diario Vea, La Hojilla Impresa, entre otros medios de comunicación. Me llamó poderosamente la atención la portada del tabloide La Hojilla, una caricatura con aspecto demoníaco representaba a Alberto Federico Ravell. ¡Susto, qué cosa tan fea! Exclamé asombrado.

Asumo que Mario Silva, y otros neo editores de la Venezuela Bolivariana deberán estar atentos ante los preceptos o la orden dada en el artículo 50, numeral 12 de la Ley Orgánica de Educación, en el cual, el Gobierno, pone cemento en la base de la autocensura comunicacional de los medios de comunicación social.

Puede entenderse que la Asamblea Nacional esté interesada en que los medios de comunicación social sean garantes de las buenas costumbres y de los valores democráticos, pero, ¿serán estas las verdaderas intenciones o se persigue limitar el mensaje informativo a los niveles mínimos de la denuncia y la investigación periodística? Probablemente No, Probablemente Sí. Esa duda, es la que inquieta y moviliza a los periodistas. El rechazo no persigue defender valores extranjeros o se rige sobre preceptos entreguistas. Se basa en el vacío que deja la LOE y que no podría ser mejorado o endulzado en el reglamento.

Si un padre, una madre o cualquier otro ciudadano denuncia que alguna caricatura, imagen deformada o titular, atenta contra la salud de su hijo, ¿sería tomado en cuenta si el medio de comunicación fuese oficialista? Ciertamente la duda queda.

Ahora bien, si bien se critica la redacción de dicho texto, tampoco es menos cierto que los medios de comunicación del país, ignoran, menosprecian y subestiman el compromiso de dar contenidos que estimulen valores educativos. Valdría la pena enumerar cuántos periódicos y medios de comunicación tienen segmentos o páginas destinadas a la educación. Sería también sano preguntarse, cuántas de esas pocas páginas destinadas a la educación destinan su espacio a informaciones que estimulen los valores, mejoren las prácticas docentes y estimulen el placer de estudiar.

En casi la totalidad de los casos cuando algún medio de comunicación genera algún contenido educativo, lo hace basados en el negocio que trae la publicación de encartados, impresos en costosos papeles, con discos compactos. A muchos padres o representantes la necesidad de tener un buen producto educativo significa el pago de por lo menos 5 veces el costo del periódico del día. Si se trata de un coleccionable, esta familia estaría invirtiendo cerca de 100 dólares por tener un contenido de calidad en sus bibliotecas o computadoras.

Pero esta deficiencia de los medios de comunicación impresos no puede ser la excusa o el argumento del Gobierno para colar un artículo que deja en manos de sus funcionarios la determinación de qué tipo de publicación puede ser nociva o no para nuestros niños, niñas y adolescentes.

¿Qué tendrá que ofrecer el Correo del Orinoco, que reeditará el actual Gobierno? ¿será un reflejo, otro más de la propaganda oficial, o será un medio que permita y estimule la sana competencia editorial y dicte pauta en cuanto a contenidos constructores?

Las esperanzas son pocas de que el Gobierno aproveche su poder económico para levantar medios de comunicación al servicio de la ciudadanía. Llego a esta conclusión porque hasta el momento, salgo algunas excepciones, la gran prensa oficial sirve como medio de propaganda.

Soy indisciplinado

Calificar a algún escrito como un acto de indisciplina retumba en los oídos de los periodistas. Seguramente muchos defensores de la LOE dirán que la ética periodística es sinónimo de disciplina, por lo tanto, para estas personas cualquier periodista que ose rechazar este adjetivo es un profesional sin ética. Esto, no es así. Un periodista no puede tener a la disciplina como razón de ser su profesión. La disciplina, trae debajo del brazo a la obediencia. La obediencia por lo tanto es sinónimo de dependencia. Por lo tanto un periodista disciplinado le hace un flaco favor a su profesión. ¿Cómo denunciaría un periodista un acto de corrupción si lo pueden sancionar por indisciplinado?

Es probable que muchos estimen que los periodistas son borregos de los dueños de los medios de comunicación y por lo tanto cualquier acto de indisciplina ante el jefe puede ser objeto de despidos. Esto ciertamente puede pasar, y pasa; pero evitar estos vicios está el Colegio de Periodistas, o debería estar. El CNP es el ente que debe velar porque los dueños de los medios de comunicación no impongan sus intereses sobre el libre ejercicio periodístico. Si la labor del gremio hace un flaco favor a los intereses del colectivo profesional, entonces se sientan las bases para más desintegración y menos peso estratégico de la profesión. Más aún, se puede sentar las bases para generar divisiones, fragmentaciones y más debilitamiento del gremio.

Por lo anteriormente expuesto la LOE pudo haber estimulado la realización de más y mejor periodismo. Amedrentando y sancionando no se logra la rectificación, las mejoras necesarias dentro del periodismo y dentro del Ejecutivo Nacional

“Quienes dirijan medios de comunicación social están obligados a prestar su cooperación en materia educativa y ajustar sus programas para el logro de los fines y objetivos consagrados en la Constitución y en la presente ley. Se prohíbe la publicación y divulgación de impresos u otras formas de comunicación social que produzcan terror en los niños, inciten al odio, a la agresividad, la indisciplina, deformen el lenguaje y atenten contra los sanos valores del pueblo venezolano, la moral y las buenas costumbres, la salud mental y física de la población, en caso de infracción de estos, los órganos rectores en materia de educación solicitarán a la autoridad correspondiente la suspensión inmediata de las actividades o publicaciones de que se trate, sin perjuicio de la aplicación de las sanciones contenidos en el ordenamiento jurídico venezolanoChiiito y Obedezca….

En la salida de la estación del metro de Bellas Artes, hace ya algunos meses, observé como un pregonero vendía diversos periódicos. El tarantín estratégicamente ubicado, era el más vivo ejemplo de la pluralidad. Uno al lado del otro podían verse titulares de El Universal, Diario Vea, La Hojilla Impresa, entre otros medios de comunicación. Me llamó poderosamente la atención la portada del tabloide La Hojilla, una caricatura con aspecto demoníaco representaba a Alberto Federico Ravell. ¡Susto, qué cosa tan fea! Exclamé asombrado.

Asumo que Mario Silva, y otros neo editores de la Venezuela Bolivariana deberán estar atentos ante los preceptos o la orden dada en el artículo 50, numeral 12 de la Ley Orgánica de Educación, en el cual, el Gobierno, pone cemento en la base de la autocensura comunicacional de los medios de comunicación social.

Puede entenderse que la Asamblea Nacional esté interesada en que los medios de comunicación social sean garantes de las buenas costumbres y de los valores democráticos, pero, ¿serán estas las verdaderas intenciones o se persigue limitar el mensaje informativo a los niveles mínimos de la denuncia y la investigación periodística? Probablemente No, Probablemente Sí. Esa duda, es la que inquieta y moviliza a los periodistas. El rechazo no persigue defender valores extranjeros o se rige sobre preceptos entreguistas. Se basa en el vacío que deja la LOE y que no podría ser mejorado o endulzado en el reglamento.

Si un padre, una madre o cualquier otro ciudadano denuncia que alguna caricatura, imagen deformada o titular, atenta contra la salud de su hijo, ¿sería tomado en cuenta si el medio de comunicación fuese oficialista? Ciertamente la duda queda.

Ahora bien, si bien se critica la redacción de dicho texto, tampoco es menos cierto que los medios de comunicación del país, ignoran, menosprecian y subestiman el compromiso de dar contenidos que estimulen valores educativos. Valdría la pena enumerar cuántos periódicos y medios de comunicación tienen segmentos o páginas destinadas a la educación. Sería también sano preguntarse, cuántas de esas pocas páginas destinadas a la educación destinan su espacio a informaciones que estimulen los valores, mejoren las prácticas docentes y estimulen el placer de estudiar.

En casi la totalidad de los casos cuando algún medio de comunicación genera algún contenido educativo, lo hace basados en el negocio que trae la publicación de encartados, impresos en costosos papeles, con discos compactos. A muchos padres o representantes la necesidad de tener un buen producto educativo significa el pago de por lo menos 5 veces el costo del periódico del día. Si se trata de un coleccionable, esta familia estaría invirtiendo cerca de 100 dólares por tener un contenido de calidad en sus bibliotecas o computadoras.

Pero esta deficiencia de los medios de comunicación impresos no puede ser la excusa o el argumento del Gobierno para colar un artículo que deja en manos de sus funcionarios la determinación de qué tipo de publicación puede ser nociva o no para nuestros niños, niñas y adolescentes.

¿Qué tendrá que ofrecer el Correo del Orinoco, que reeditará el actual Gobierno? ¿será un reflejo, otro más de la propaganda oficial, o será un medio que permita y estimule la sana competencia editorial y dicte pauta en cuanto a contenidos constructores?

Las esperanzas son pocas de que el Gobierno aproveche su poder económico para levantar medios de comunicación al servicio de la ciudadanía. Llego a esta conclusión porque hasta el momento, salgo algunas excepciones, la gran prensa oficial sirve como medio de propaganda.

Soy indisciplinado

Calificar a algún escrito como un acto de indisciplina retumba en los oídos de los periodistas. Seguramente muchos defensores de la LOE dirán que la ética periodística es sinónimo de disciplina, por lo tanto, para estas personas cualquier periodista que ose rechazar este adjetivo es un profesional sin ética. Esto, no es así. Un periodista no puede tener a la disciplina como razón de ser su profesión. La disciplina, trae debajo del brazo a la obediencia. La obediencia por lo tanto es sinónimo de dependencia. Por lo tanto un periodista disciplinado le hace un flaco favor a su profesión. ¿Cómo denunciaría un periodista un acto de corrupción si lo pueden sancionar por indisciplinado?

Es probable que muchos estimen que los periodistas son borregos de los dueños de los medios de comunicación y por lo tanto cualquier acto de indisciplina ante el jefe puede ser objeto de despidos. Esto ciertamente puede pasar, y pasa; pero evitar estos vicios está el Colegio de Periodistas, o debería estar. El CNP es el ente que debe velar porque los dueños de los medios de comunicación no impongan sus intereses sobre el libre ejercicio periodístico. Si la labor del gremio hace un flaco favor a los intereses del colectivo profesional, entonces se sientan las bases para más desintegración y menos peso estratégico de la profesión. Más aún, se puede sentar las bases para generar divisiones, fragmentaciones y más debilitamiento del gremio.

Por lo anteriormente expuesto la LOE pudo haber estimulado la realización de más y mejor periodismo. Amedrentando y sancionando no se logra la rectificación, las mejoras necesarias dentro del periodismo y dentro del Ejecutivo Nacional

El texto de la polémica

“Quienes dirijan medios de comunicación social están obligados a prestar su cooperación en materia educativa y ajustar sus programas para el logro de los fines y objetivos consagrados en la Constitución y en la presente ley. Se prohíbe la publicación y divulgación de impresos u otras formas de comunicación social que produzcan terror en los niños, inciten al odio, a la agresividad, la indisciplina, deformen el lenguaje y atenten contra los sanos valores del pueblo venezolano, la moral y las buenas costumbres, la salud mental y física de la población, en caso de infracción de estos, los órganos rectores en materia de educación solicitarán a la autoridad correspondiente la suspensión inmediata de las actividades o publicaciones de que se trate, sin perjuicio de la aplicación de las sanciones contenidos en el ordenamiento jurídico venezolano

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