Una hora y media antes del partido de fútbol entre México y Francia el presidente Chávez anunciaba, en cadena nacional, la colocación de $ 3 mil millones de las reservas internacionales para alimentar a Cadivi y así, agilizar el otorgamiento de divisas, cuyos retrasos impulsaron de una u otra forma el mercado permuta y la especulación que imperó en este mercado.
Sentado al frente del podio presidencial estaba el presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, respondiendo con timidez las preguntas del presidente. ¿Cuántos dólares están otorgando por empresas bajo el Sitme? ¡350 mil Presidente! Respondía el funcionario ¿Cuántos dólares pueden recibir las personas que quieran irse de viaje y tener una platica adicional a la que otorga Cadivi? Volvía a preguntar el Primer Mandatario. ¡Hasta 5 mil dólares Presidente! Respondía Merentes.
Las posteriores argumentaciones de ambos funcionarios daban cuenta de una realidad solo vista por ellos. En las tres semanas que tiene el Sitme, han sido diversas las quejas de los usuarios, tanto jurídicos como naturales, por las lagunas del servicio. “Se tardan mucho tiempo, y si por algún motivo te liquidan una fracción de una asignación de CADIVI, te echan para atrás cualquier solicitud de divisas; tienes que esperar 90 días para que te den los 300 mil dólares” comentó Adel Elías Presidente de la Asociación Nacional de fabricantes e importadores de electrodomésticos.
Elías, así como otros empresarios pasaron de la ilusión a la expectativa y de la expectativa a la desilusión con el Sitme y con la nueva política del Gobierno Nacional. Explican, que es preocupante cómo se propició y exhortó el uso del mercado permuta, para luego prohibirlo, sin hacer del nuevo sistema una alternativa que acabara con la especulación del mercado paralelo y que a la vez agilizara la demanda de las empresas.
Una actitud que raya con el cinismo y que repercute directamente sobre el desarrollo de la economía nacional. No se puede promover el mercado permuta, permitir, con la indiferencia su prostitución y luego dejar al mercado sin opciones.
El BCV, se lavó las manos y no dará divisas más allá de los límites establecidos. En pocas palabras, Nelson Merentes hizo Poncio Pilatos. Mientras tanto, el mercado sigue expectante; confían en una salida a esta crisis innecesaria. De no ocurrir, en poco menos de 3 meses comenzaremos a ver una caída en la oferta de diversos productos, provocada por la suspensión de las líneas de crédito de los proveedores internacionales, que no esperan por Cadivi, ni por cadenas presidenciales
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