Una internet de objetos


Botellero inteligente: cada vino tiene un chip RFID, está conectado a internet.
Katia Moskvitch
BBC
Imagínese haciendo una búsqueda en Google de su hogar para encontrar el juguete perdido de su hijo. O activando remotamente la secadora para que de otra vuelta a la ropa lavada, luego de que la misma máquina le mandara un texto avisando que está todavía mojada.
O recibiendo un mensaje de Twitter de una de sus plantas que le recuerda que tiene que regarla.
Puede que haya sido pura ciencia ficción hace una década, pero con internet avanzando en todas las áreas de nuestras vidas, el ciberespacio está empezando a empapar el mundo real.
En meses recientes, desde grandes compañías como Google hasta pequeñas nuevas empresas han estado pregonando la idea de conectar personas y cosas -luces, neveras, coches, edificios- para crear una internet de objetos.
Muchos creen que esta tendencia nos alcanzará a todos en el futuro cercano.
"Algunas de las cosas que son posibles son realmente increíbles", dice Constantine Valhouli, del Hammersmith Group, una firma de consultoría estratégica.
"Ya pasamos de una internet de escritorio a teléfonos e internet móviles; el próximo paso son edificios y objetos, lo que nos permitirá comunicarnos con ellos en forma directa o que se comuniquen entre sí sin intervención humana".
Imagine una línea de montaje donde las máquinas se alertan entre sí cuando aparecen atascos u otros problemas, o autos que se avisan unos a otros sobre las condiciones de la carretera o si hay un accidente más adelante.
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