Reimpulso productivo pasa por beneficios fiscales a la industria nacional

También es necesario flexibilizar el otorgamiento de divisas, reconocer un tipo de cambio dual o eliminar paulatinamente el control cambiario
El reimpulso productivo, anunciado por la ministra de telecomunicaciones e informática Socorro Hernández, y el ministro de Industrias Ligeras y Comercio, William Contreras está generando movimientos importantes en toda las empresas del sector, pues, el interés del estado de potenciar una industria nacional de la computación se ha unido a la necesidad que muchas empresas mayoristas tienen de mantenerse productivas con márgenes de ganancias similares a los que tenían con sus modelos de negocios anteriores y a los propios planes de expansión de algunos ensambladores locales, como es el caso de Síragon.
Las grandes marcas, como Hewlett Packard o Lenovo tienen otras preocupaciones. Su interés inicial no está en ensamblar equipos en el país; ésta, por lo escuchado a algunos de sus representantes, es una opción que aún ni siquiera se evalúa en las respectivas casas matrices. Su situación es mucho más compleja, cualquier decisión de colocación de una línea de producción local pasaría primero por la evaluación de la corporación, la demanda real del mercado implicado y los beneficios fiscales que el país que desea ser sede de estas nuevas plantas otorgue para hacer viable dicha instalación. Por otra parte, muchas de estas empresas tienen plantas establecidas en México, la importación de los equipos por lo tanto, se apega a convenios ALADI, con los cuales cancelan cero por ciento de interés.
Al ser esta la situación de las grandes casas matrices, el llamado reimpulso productivo, que trae bajo de la manga la creación de una industria nacional, se estaría realizando con dos actores: los ensambladores locales y los mayoristas, éstos últimos urgidos de ver una alternativa ante el fin de un modelo de negocios especulativo que, según algunos expertos, levantaron estos empresarios a partir de la lentitud de Cadivi en el otorgamiento de divisas. Estas empresas al tener cupos autorizados de importación y al tener el músculo financiero necesario para comprar los equipos adquirían los PC a dólares permuta o más alto, luego, al recibir los dólares preferenciales obtenían una ganancia, que fue exponencial.
CONTROL DESCONTROLADO
El actual reimpulso productivo tiene sus dos caras; por una parte es una salida que el Gobierno genera ante la lentitud que su burocracia ha generado y que desató una verdadera vorágine en el mercado nacional de computación.
Al principio, cuando las divisas se entregaban con cierta regularidad, las empresas mayoristas importaban los equipos, pagaban sus aranceles (5%) y colocaban los productos a sus clientes, quienes al final vendían los equipos en la calle, a precios que oscilaban entre un 60 a 100% más que el costo en Estados Unidos.
Luego, cuando las solicitudes de divisas se incrementaron y Cadivi vio afectada su capacidad de respuesta comenzaron los problemas. El mayorista interesado en cubrir su demanda; obtenían equipos a dólar libre, que llegó a estar en 5 mil bolívares en algún momento- tuvo su pico cuando se anunció la compra de la CANTV-
Estos computadores se vendieron en el mercado a precios exorbitantes con la preocupante aliciente para sus promotores que tuvieron venta. Algunos mayoristas, al momento de recibir los dólares por CADIVI habían recuperado su inversión e incluso habían tenido ganancias sobre las ganancias. Un enriquecimiento a expensas del subsidio del gobierno.
Según voceros de la industria, el punto de quiebre de esta situación vino cuando la cadena de vendedores comenzó a ver este negocio y decidieron tomar medidas. Viajaban a Estados Unidos, compraban los equipos allá, traían un lote adecuado a sus ventas y los vendían, claro está, al mismo precio que se los vendía el mayorista. Es decir, sus márgenes de ganancia eran aun mayores, pues en algunos casos triplicaron el valor del equipo en Estados Unidos sin sumarle los pagos de aranceles. Esto motivó por lo tanto una bajada en las ganancias de los mayoristas y un incremento aun más exacerbado de la especulación.
MEDIDAS ¿EFECTIVAS?
El desorden que se generó por el control de cambio y la especulación del mercado obligó al gobierno a tomar medidas. Inicialmente, atendiendo a peticiones de los ensambladores locales que se sentían afectados por las condiciones de desigualdad ante los grandes competidores globales, el Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio incluye en la lista de los productos que requieren de certificado de insuficiencia transitoria a los PC. Empresa que deseara importar equipos, debía, justificar por qué los importaría y qué cuota de mercado cubriría; a partir de allí se emitía el certificado cuya duración sería igual a seis meses con prórroga de seis meses más.
La medida era vinculante con la solicitud de dólares ante CADIVI, empres que no hubiese recibido certificado de no producción nacional, estaba al margen de recibir dólares preferenciales para importar ese producto específico.
Al haber dos filtros se generó un retraso mayor, en algún momento se pensó que la especulación sería enorme, mucho mayor a la vista en diciembre, el mejor mes de ventas de todo el año. Sin embargo, el Gobierno tenía una carta bajo la manga que supo utilizar: la emisión de bonos. Con estos papeles las empresas que compraban recibían dólares a un precio de 3 mil 300 bolívares con los cuales obtenían dólares de manera inmediata a un precio razonable. Se genera cierto respiro para el mercado, pero estimula mucho más las apreciaciones de algunos empresarios, quienes sostienen la necesidad de sincerar el precio del dólar a ese tipo de cambio, o, avalar un tipo de cambio dual para este tipo de importaciones, que esté libre de controles cambiarios.
EL REIMPULSO PRODUCTIVO COMO SALIDA
El interés del Gobierno nacional de potenciar la industria local ahora es visto como una verdadera alternativa para algunos de los jugadores que antes preferían importar equipos. Ven en los acuerdos que se logren con el Ejecutivo una salida para poder garantizar beneficios futuros para la importación de piezas y partes-también un punto de su negocio. En términos de costos, una operación pequeña sería rentable, la inversión sería positiva, primero porque sería apoyada por el Estado y segundo porque garantizaría una porción teniendo al propio Estado como eventual cliente.
Sin embargo, el tema de establecer marcas de nuevas computadoras que compitan en el mercado nacional pasa también por determinar parámetros de calidad y de beneficios para el usuario.
Un ejemplo de esto lo vemos en Síragon, esta empresa con sede en Valencia, nace del músculo financiero que tiene Greentech de Venezuela, uno de los mayoristas más importantes del país. En pocos años Síragon ha pasado de ser una marca que generó desconfianza a ser un competidor serio; está muy por encima de otras marcas locales y apuesta a crecer y mucho.
En septiembre inaugurarán una nueva planta en Valencia, con capacidad para producir 2400 computadores en un turno de 8 horas, lo que llevaría a la empresa a ensamblar 576 mil PC al año.
Harold Blanco, director de investigación y desarrollo tiene su propia opinión sobre el tema de los beneficios y la protección a la industria nacional. Estima que está muy lejos de ser cierto que ellos, por producir en Venezuela tengan mejores condiciones que los importadores establecidos.
Explica Blanco que grandes marcas como Lenovo y HP se manejan con convenios ALADI para buena parte de sus productos, con los cuales pagan arancel cero. “Nosotros, que importamos piezas y partes tenemos que pagar el 5% que pagan las marcas que traen equipos ensamblados; sería para nuestra operación mucho más rentable montarnos en otro país, y solo vender en Venezuela”. Para el vocero de Síragon, una medida ciertamente positiva para el mercado y la industria nacional sería el ejemplo de Brasil, en esta nación cualquier importador de computadoras debe cancelar 30% de aranceles, mientras que los locales solo cancelan entre un 3 a un 7%. “Allí sí hay un estímulo para montar plantas, que se une, claro está la tamaño del mercado, pero eso es un tema de madurez de cada país”.
Blanco, asegura que el mejor camino para estimular la industria nacional sería con este tipo de medidas que deberían unirse una flexibilización de los controles cambiarios que ciertamente generan vicios dentro del mercado.
POSICION DEL ESTADO
El Gobierno nacional está plenamente convencido que el mercado nacional de las computadoras debe garantizar la demanda de equipos. Para Jorge Berrizbeitia, presidente del Centro Nacional de Innovación Tecnológica (CENIT) es una medida positiva pues se fortalecería un sector y se generarían empleos.
“Sabemos que la demanda del mercado está por encima de la oferta nacional, por eso es importante alcanzar acuerdos con las empresas. El Milco se está encargando de esto, a lo mejor se otorgan beneficios fiscales, o que ellos financien y provean parques tecnológicos a nosotros nos interesa aprender; otros querrán montar esas plantas entiendo que ese planteamiento es muy apreciado. Nosotros como Gobierno montaremos las plantas con quienes estén interesados en hacerlas, quienes no quieran no lo harán.”
El Cenit jugará un rol importante en las negociaciones que se tengan con estas compañías, será el ente responsable de absorber todo el conocimiento que se podría generar con el ensamblaje de equipos, además tendrá el rol de innovar y hacer más investigación para adecuar esas tecnologías al mercado.
POR QUÉ ESTÁN TAN CARAS
Un comerciante venezolano compra en Estados Unidos un computador de alto rendimiento en mil dólares. Al momento de nacionalizarlo debe pagar por lo menos un 18% de aranceles; es decir, el equipo ya le cuesta 1180 dólares; si tiene un margen de ganancia de 15%, el equipo estará costando casi 300 dólares más, es decir unos 1480 dólares. El comerciante multiplica eso por 4 mil bolívares, nunca lo hará a 2150 o a 3300 bolívares. Es decir, un PC que costó en Estados Unidos 2 millones 150 mil bolívares, termina costando 6 millones de bolívares.

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