Ni pescando se consiguen dólares para la electrónica

Las empresas quieren que el Gobierno controle la fluctuación del mercado permuta


El pasado miércoles, el presidente Hugo Chávez calificó como groseros, abusivos y distorsionados los precios de viviendas, vehículos y otros rubros. Al Primer Mandatario se le olvidó colocar en la lista los equipos electrónicos, que van desde los celulares hasta neveras, lavadoras, pasando por radios y relojes, entre otros. Son realmente groseros los precios que vemos en los anaqueles; es más, si cometemos el masoquista intento de comparar con los montos que se ofrecen en Internet, entramos en cólera e impotencia. Realmente es una grosería, pues los equipos están hasta seis veces por encima de los precios en el extranjero. Sin embargo, dentro de esas distorsiones existen diversos culpables. El principal: la lentitud en el otorgamiento de dólares; el segundo: la falta de medidas concretas que frenen la inflación y la especulación. Supongamos que usted lidera una empresa de tecnología en el país. Dentro de su lista de productos están las computadoras portátiles. Usted cumple con los requisitos que exige el Gobierno: primero solicita el certificado de no producción nacional o insuficiencia. Aquí pueden pasar dos cosas: una, que el ministerio correspondiente, en este caso Ciencia, Tecnología e Industrias Ligeras, le otorgue el certificado. De hacerlo, podrá traer el equipo, siempre y cuando Cadivi le liquide a tiempo las divisas que solicitó. Perfecto, si pasara eso cualquier distorsión en el precio del producto sería resultado de la especulación. La segunda opción tiene dos aristas, que desbocan en el mismo lugar. La primera coloca a las empresas en 3 y 2, pues aun con el certificado en mano Cadivi retrasa las liquidaciones de divisas. Algunas empresas hablan de hasta 14 meses esperando los dólares. La segunda, una vez negado el permiso, las empresas de tecnología tienen que abastecer a sus clientes aunque el Gobierno no otorgue los dólares. Ambos resultados las llevan al llamado mercado permuta, pues deben adquirir los productos y seguir existiendo. Aquí comienzan las distorsiones, esas que el presidente Chávez esbozó. Su empresa acude a los corredores de bolsa, quienes le indican el precio del dólar permuta. El monto de este varía según la oferta y la demanda. Es decir, si hay pocos billetes entrando, los precios se elevan a niveles preocupantemente altos. Con el dinero que tiene ­en bolívares­ debe comprar los dólares que requiere para traer computadoras, celulares, electrodomésticos. ¿Qué pasa? Que las fluctuaciones de ese mercado llevan a las empresas a adquirir dólares permuta a diversos tipos de cambio. Al final tienen menos bolívares para comprar mercancía. La única manera que tienen de garantizar el dinero suficiente para seguir comprando dólares es vender a precios elevados, o por lo menos al mayor precio de adquisición, para garantizarse el retorno; sin dudas, una aberración que termina pagando el consumidor y, en menor medida, las empresas. Reglas claras. Los repre- sentantes de empresas que importan equipos de electrónica, lejos de sentirte aliviados por los altos precios, bregan por una eliminación de la fluctuante situación del dólar permuta. "Estamos esperando que el Gobierno defina normas claras para el mercado permuta para contener esa fluctuación; el problema que tiene ese mercado es que es opaco, nada transparente. No sabemos si es especulación o falta de divisas. Lo que transmiten los operadores cambiarios es que cuando el dólar se dispara es que no hay oferta, y uno debe comprar al precio que haya". Las empresas sostienen que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) es el único ente que puede controlar esa situación; lo haría si inyectara dólares de manera oficial, pero como no lo hace, el mercado fluctúa mucho. En este país, el gran generador de dólares es Pdvsa. Por eso estamos convencidos de que el Gobierno tiene que tener control de ese dólar; "de hacerlo, las fluctuaciones se eliminarían y se podría planificar a más largo plazo", sostienen empresarios que reservan sus nombres. Y el usuario. Las distorsiones y aberraciones financieras que existen en el mercado afectan directamente a los consumidores, quienes se ven forzados a comprar a precios elevadísimos la tecnología que más los satisface. Lo grave para los venezolanos es que el acceso a esos productos se está haciendo más cuesta arriba. Quien crea que la tecnología no es un artículo de primera necesidad sencillamente se quedó viviendo en otra época. ¿Qué pasaría si el mercado nacional tuviera precios razonables? Seguramente más y más personas podrían acceder a computadoras, celulares y otros equipos. Es paradójico que se promueva la masificación del conocimiento y se creen trabas que lo limitan, y lo que es peor, ponen en bandeja de plata todo el mercado tecnológico a los especuladores, auténticos representantes del capitalismo salvaje.
CONVIENE SABER
El mercado nacional de computadoras portátiles demanda más de 500 mil equipos al año, sin mencionar las netbooks; por lo tanto, ningún productor local puede satisfacer la demanda interna.

1 comentario:

LuTorM dijo...

interesante!!!
me gusta tu blog, cuando puedo lo leo. sigue asi, GOOD LUCK