Ante la ‘vista gorda’ del gobierno nacional frente a los altos aranceles que pechan piezas y partes importadas, lo que contradice sus propias políticas de producción endógena y hacen cuesta arriba la producción de celulares en el país, la fábrica de celulares de MoviStar, Bess ya ha colocado dos modelos en el mercado nacional
Argélida Gómez
A pesar de los altos aranceles que pechan piezas y partes, la ensambladora de teléfonos celulares de MoviStar, Bess (Atitel Venezuela CA.) arrancó su producción desde el pasado mes de noviembre y puso en venta tres equipos, dos celulares, que están comercializando desde diciembre. Uno de ellos, el VZ100, nivel entrada con prestaciones básicas a un precio de Bs. 49, se agotó; el otro es un modelo de gama más alta, el VZ219, con recepción de TV analógica y su costo está en Bs. 350.
La usina, ubicada en la zona industrial de San Martín, emplea hoy 80 personas y está produciendo 100 mil equipos al mes; su capacidad instalada es para un millón 500 mil unidades, con dos líneas modulares de producción y un área de prueba de equipos. También tiene un área dedicada a software y una escuela de soporte técnico donde forman personal especializado. La inversión en la planta fue de 200 millones de bolívares.
Pero, cuando se revisa el tema de los aranceles a piezas y partes, insumos importados indispensables para la producción de celulares. El hecho de producir equipos a un precio inferior al costo de producción hace pensar que la activación de la ensambladora, luego de una larga espera de casi dos años, es más bien una muestra de buena voluntad. Lo leemos como una señal desesperada de acoplarse a los lineamientos del alto gobierno de fabricar en país que, hay que decirlo, denotan imprevisión y descontrol, por cuanto a esta altura y con un control de cambio cada vez más estricto, es absurdo que aún no se hayan modificado los aranceles y cueste más importar piezas y partes que importar un equipo terminado. Un hecho que precisamente no incentiva a la producción nacional.
La situación afecta no sólo a esta empresa privada sino también a empresas mixtas de producción donde el Estado es accionista. Es una contrariedad que el alto gobierno no ha podido o no ha querido resolver. Ha habido lasitud, pues diputados de la anterior asamblea estuvieron en más de una oportunidad en la planta donde se entrevistaron con los directivos y tomaron notas, pero, a la fecha, no se conoce ningún proyecto de modificación de la ley de aranceles. El último vocero oficial que habló de cambiar la ley en relación a este tema fue Jesse Chacón cuando era ministro de Ciencia, Tecnología e Industrias Medianas.
La nota completa en el semanario digital Hormiga Analítica N°85
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