La 4G en América Latina puede esperar



La espera por la liberación de la banda de 700Mhz, la necesidad de copiar modelos de negocios exitosos, desarrollar un ecosistema de servicios y la espera de una economía de escala son las variables que retrasarán la llegada de LTE a la región, según 4G Américas. Si bien habrá algunos despliegues en 2012, la oferta masiva no se ve todavía en el horizonte. Para impulsar la banda ancha móvil, las operadoras apelarán por el HSPA+ y la necesaria mejora en las redes de transmisión



Heberto Alvarado Vallejo
América Latina va a otro ritmo. Ni lento, ni acelerado para la implementación de Long Term Evolution (LTE), uno propio, signado por las variables que siguen siendo las mismas al pasar de los años: la espera de la escala, del aprendizaje de otras regiones y las lentas y poco coordinadas políticas regulatorias de los reguladores de la región.
Además existe un deseo, casi que generalizado de los operadores por adquirir espectro en la banda de 700 mhz, que sigue siendo utilizada en la mayoría de países por la televisión abierta analógica.
Estas variables son cruciales e inclinan la apuesta por aprovechar al máximo las redes 3G y sus evoluciones, entre ellas, la HSPA+ que se vislumbra como la gran solución para la creciente demanda de datos que se generaliza en la región.
Erasmo Rojas
Pero, para que la última evolución de las redes 3G sea verdaderamente una solución para el consumo de datos y un impulsor de la banda ancha móvil en América Latina se deben hacer profundas inversiones en las redes de transmisión. Esta es la percepción de Erasmo Rojas, director para América Latina de la organización 4G Américas, otrora 3G Américas.
Rojas considera que América Latina consolidó en la primera década del siglo XXI la penetración móvil, al llevarla cerca del 100%, con una oferta eficiente de servicios de voz y texto. El gran desafío para esta segunda década es la banda ancha, tanto fija como móvil,  que no llega al 10%. “Hay una gran diferencia muy notable, entre la penetración celular y de internet móvil. Lo que quedó claro es que las redes móviles van a ayudar a la banda ancha, porque la penetración fija es de 20 a 25% máximo; por eso las actuales redes 3G dan oportunidad a los operadores de competir con los que ofrecen el servicio fijo”.
La gran dificultad que distingue Rojas es que tendrán las operadoras, es que las redes 3G se hicieron en espectro que era para 2G. Por eso muchos países han tenido que esperar a nuevas subastas de espectro; “a fines de 2007, Brasil subastó nuevo espectro para 3G porque lo que había eran redes de 2G, ellos tenía 850Mhz y 1800Mhz”.
“Dada esta realidad común en muchos países, la gran salida para ofertar buena banda ancha móvil es HSPA y sus evoluciones. Actualmente la tecnología  está instalada en 64 redes en 27 países, la región terminó con 36 millones de suscripciones en 2010. Sin embargo, podemos ver que ese repunte no se refleja en la penetración de 3G, que  es de 6%. Lo positivo es que se deja una huella que en algunos países está siendo aprovechada. Por ejemplo, la  llegada del iPhone generó una disrupción y se aceleró el consumo de datos en la región”.
Rojas explica que ese tipo de dispositivos generó una mejora en la contribución de los datos al ARPU de los operadores. “Antes, cuando hablábamos de datos, el 80% de ellos provenían de los mensajes de texto, ahora es de 50% al 60%. En algunos mercados, los operadores lograron introducir otros servicios acceso a redes sociales, al correo electrónico, de localización, música, banda móvil, algunos servicios de valor agregado que ayudaron a que esa dependencia hacia los mensajes de texto baje un poco”.
En promedio Rojas apuntó que la contribución de los datos a los ingresos por usuario de los operadores es del 20%, teniendo a Argentina y a Venezuela como los principales consumidores de datos con un 36% y 33% respectivamente; luego están  México, Ecuador; por debajo están  Colombia, Chile, Brasil y Perú como un 17%.
¿MAL USO DE LA RED o FALSA OFERTA?
El crecimiento acelerado del acceso a internet vía redes 3G está generando otro inconveniente, según el vocero de 4G Américas. Rojas explicó que muchos  usuarios acceden a la red con la misma expectativa que tienen con el  internet fijo. “Se crean picos excesivos en la red que la satura y privan a otros usuarios. La percepción de los usuarios es que hay atoramiento en las redes y que los operadores no dan lo que ofrecen”.
Si bien la argumentación es válida, también vale para que las operadoras que ofertan la 3G como una banda ancha móvil con prestaciones idóneas para la descarga y subida de datos, hagan una reflexión de la manera como promocionan las tecnologías, pues ese interés del usuario, parte de una oferta engañosa.
Rojas describe una variable que será clave para las mejoras a las redes HSPA y que acelerará la llegada de la HSPA+. Comentó que ha sido característico en muchos gobiernos de la región una apuesta a querer que otros operadoras incursionen en el mercado móvil, en detrimento de los incumbentes. “Los gobiernos apuestan a que los operadores fijos y de cable entren a la movilidad, y por eso tiene el tope de espectro, que impide a los más grandes acumular una determinada cantidad de espectro en sus bandas. Así pasó en Chile, México, Colombia y Brasil. Si bien es negativo, porque no ha sido diligente en el otorgamiento de espectro que se necesita y que demanda la banda ancha, también le da las oportunidades a los operadores de actualizar HSPA+, que tiene  hoy día 104 redes comerciales. En América Latina hay 7 redes en servicio, 4 en el Caribe (Bermuda y Puerto Rico) y  3 Centro y Sudamérica (Chile y México)
HSPa+ da 4 veces más velocidad que HSPA;  permite velocidades para la bajada de datos entre 2 y 4 mbps.  Los operadores están preparando las redes para eso; el problema no está en la actualización de software, que es algo sencillo, el reto está en la transmisión, el respaldo;   robustecer las redes de transmisión y transporte para que verdaderamente funcione la HSPA+. Allí está la demora, por eso habrá más HSPA+ en las grandes ciudades de la región en los próximos años. 

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