¿Inmolación política o jaladera extrema?


“La seguridad del Estado está por encima de la Libertad de Expresión” con esta frase lapidaria, la fiscal General de la República, Luis Ortega Díaz, justificaba la semana pasada su propuesta para la creación de la llamada “Ley Maldita”, conocida como “Ley de Delitos Mediáticos”; en minutos, la abogada de la República, proponía la creación de un texto legal que catapultaría al Gobierno de Venezuela a la cima de los regímenes represores de la humanidad, en toda su historia. El estupor fue mayor, cuando muchos diputados se levantaron emocionados, o mejor dicho reaccionaron emocionalmente ante una barrabasada de dimensiones históricas.

Sin dudas la propuesta de la fiscala hace suponer dos posibles causas. La primera, partiría de los intereses internos dentro del chavismo por querer ocupar más atención del Presidente y de la opinión pública. Muchos de estos funcionarios, podrían pensar que mientras más criticados, odiados y ridiculizados sean por los medios de comunicación opositores, más puntos podrían tomar con el Primer Mandatario Nacional.

La segunda, podría ser vista como una estrategia , bien dirigida desde el alto gobierno, para incrementar la popularidad de Chávez y de la propia Asamblea Nacional, en momentos donde la opinión pública está expresando rechazo por las más recientes acciones del Gobierno: Caso radioemisoras.

Inmolar políticamente a dos figuras del chavismo, con diferentes roles dentro de la estrategia política del Gobierno, pero sin proyección electoral como Luisa Ortega Díaz y Lina Ron, puede funcionar como estrategia para mejorar la opinión pública nacional e internacional de los poderes del Estado y permitiría percibir un grado de ecuanimidad en las decisiones claves.

Es que acaso Lina Ron no sabía que sería filmada por los medios de comunicación O Luisa Ortega Díaz no sabía que sería víctima de un “USTED LO VIO” de Globovisión. Sin dudas que estaban conscientes de sus actos, pero, era una carta que se tenía que jugar el Gobierno, para mejorar en parte su imagen, muy venida a menos por la acción contra los circuitos radiales.

EL PODER DE LOS MEDIOS

Más allá de las hipótesis, las acciones de la semana pasada demostraron una vez más la enorme necesidad que tiene el Gobierno Nacional de tener medios de comunicación opositores. Sin ellos, buena parte de sus acciones, ataques y contraataques mediáticos, tuvieran menos peso.

Ahora bien, pensar que dentro del Gobierno no existan funcionarios con deseos de eliminar la libertad de expresión, pues, la libertad no se condiciona, es o no es, sería un pensamiento ingenuo. ¿Hasta cuando le serán necesarios los medios de comunicación de oposición al chavismo? No hay respuesta a esta interrogante, pues, la necesidad podría ser permanente, sobre todo en un país, marcadamente dividido. Sería un error para el chavismo, eliminar, limitar o condicionar a los medios de comunicación de la oposición pues son la vía de escape, la catarsis necesaria de millones de venezolanos que ven en estas empresas a sus únicos representantes, dada la marcada incapacidad de los partidos políticos de calar en el sentimiento de la gente, por su ausencia de propuestas.

Más allá de que estoy convencido que la Libertad de Expresión en Venezuela es una falacia, porque siempre se ocultan expresiones cuando desfavorecen a un grupo de poder, es un error descomunal el subterfugio legal de la no renovación del espectro radioeléctrico a buena parte de los circuitos donde el pueblo no chavista hacia su necesaria catarsis. Un error político, que tuvo que ser enmendado, primero con la acción o inmolación política de la fiscala Luisa Ortega Díaz y luego con la detención de Lina Ron, odiada figura del chavismo para los opositores.

Aunque no está demás decirlo, porque también se puede pensar, privó la sindéresis de muchos periodistas y diputados chavistas abiertamente adeptos del Gobierno, que entendieron que una Ley Contra los Delitos Mediáticos era un error atroz que iría en contra de los principios que alguna vez defendieron.

En medio de todo este escenario de lucha abierta de intereses, la utópica libertad de expresión se sigue mancillando, se cierne la autocensura, se formaliza la propaganda y se hace un uso alegre e irresponsable del compromiso de informar.

1 comentario:

Bacon dijo...

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